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sábado, 12 de junio de 2010

Articulo publicado por un otorrino.


Síndrome de boca ardiente o estomatodinia 22 de Junio de 2009


El síndrome de la boca ardiente o estomatodinia, es una situación compleja que se ha definido en los últimos años, y por ello previamente pasaba desapercibida en muchos pacientes.
Al conocerse y pensar en él, este síndrome cada vez se diagnostica más.

Su causa es desconocida pero afecta sobre todo a mujeres (en proporción de siete a uno con los varones), y aparece generalmente alrededor de la menopausia o después de ella, de tal forma que es excepcional por debajo de los 30 años. Suele asociarse a síntomas depresivos o ansiedad, aunque muchos pacientes refieren que esta depresión está desencadenada por las molestias que les causa este síndrome, ya que les impide llevar una vida normal.

Se especula con que pueden contribuir a él tres tipos de causas; locales, generales y emocionales o psicológicos.

Entre los locales deben ser descartadas todas aquellas lesiones que produzcan una irritación local (boca seca por déficit de secreción de saliva, lengua geográfica, liquen plano, infecciones, enfermedad periodontal…). Esto es básico para el diagnóstico, ya que si existen, hasta estar controladas no puede hablarse de síndrome de la boca seca como tal, aunque algunos autores defienden que la escasa secreción salivar es una de sus causas asociadas fijas, y por tanto, debe ser tratada en este sentido.
Este aspecto no es tan sencillo, ya que muchos pacientes, aunque no tienen lesiones responsables, suelen tener malos hábitos relacionados con la odontología, como el apretamiento de dientes o el movimiento compulsivo de la lengua contra las estructuras dentarias que contribuyen a que aparezca este problema, pero no se puede decir que sean su causa. Algunos enfermos refieren que estos hábitos son previos a la aparición de los síntomas, y otros los refieren asociados al síndrome tras aparecer este, como una manifestación de su ansiedad.

Entre los factores generales, los consumos inadecuados de ciertas verduras o carne que aportan hierro, ácido fólico o vitamina B12, pueden contribuir a anemias carenciales que contribuyan a este síndrome. Algunas enfermedades endocrinas, como el hipotiroidismo o la diabetes, o digestivas, como el reflujo gastroesofágico, también contribuyen a ello.
Un aspecto importante es el consumo crónico de ciertos fármacos, que aunque no está claro que si pueden producirlo, se menciona en muchos trabajos como contribuyentes, y si el paciente los toma, debe valorarse el cambiarlos por otros para ver como afecta a la evolución del síndrome. Estos fármacos son: betabloqueantes, antihipertensivos, antidiabéticos….

Finalmente las causas emocionales o factores psicológicos asociados pueden estar relacionados con situaciones de estrés como enfermedad grave. la muerte de una persona querida, quedarse sin trabajo o jubilarse…

Estos tres tipos de factores pueden aparecer de forma aislada, o más frecuentemente coinciden varios de ellos, potenciándose su efecto lesivo sobre la mucosa oral.

El cuadro clínico se manifiesta en forma de una sensación de ardor o dolor en la lengua o en otra zona de la cavidad bucal, incluyendo los labios, pero al explorar a la paciente no se encuentra ninguna lesión que justifique el cuadro. A veces refieren los síntomas como si tuvieran la boca escaldada.
Se acompaña de escasez en la secreción de saliva (xerostomía) y alteraciones en la percepción del sabor de los alimentos, además de muchos síntomas sistémicos asociados a la depresión y la ansiedad, como trastornos del sueño, dolores de cabeza, etc…
Suele evolucionar de forma crónica, con periodos de mayor y menor intensidad, pero en escasos casos como viene se va, desapareciendo en un determinado momento sin volver a afectar al paciente.

El problema suele comenzar de forma espontánea sin que exista una lesión o intervención en la cavidad bucal que lo desencadene, aunque muchos pacientes tienden a relacionarlo con una intervención dental reciente.
Habitualmente el traumatismo de la intervención dental les hace reparar en sus síntomas, que hasta entonces podían estar más o menos ocultos.
Otros factores desencadenantes pueden ser situaciones impactantes psicológicamente, como la enfermedad o muerte de una persona querida, quedarse sin trabajo o jubilarse, ser diagnosticado de cáncer u otra enfermedad grave,…

En su evolución puede comportarse de varias formas, por lo que se distinguen tres tipos: el 1,2 y 3.
En el 1 se levantan mejor, pero los síntomas empeoran a lo largo del día, en el 2 tienen síntomas importantes ya desde la mañana, y en el 3 se dan intermitentemente, con periodos libres de síntomas, alternando con periodos de gran sintomatología.

Dentro del diagnóstico diferencial deben diferenciarse del síndrome de Sjögren o síndrome de boca seca.

No existe una prueba clínica para su diagnóstico, debiendo descartarse otras entidades que cursen con boca seca para llegar a su diagnóstico.

El tratamiento se basa en intentar controlar y disminuir los síntomas, para ello se aconseja:
Retirar aquellas situaciones que alteran el equilibrio de la mucosa oral, como fumar, beber alcohol en exceso, ingesta de alimentos excesivamente sazonados o calientes, ingesta de ácidos (por ej. chupar limones), enjuagues bucales con elixires excesivamente fuertes…
Beber regularmente líquido suficiente (unos 2 litros de agua al día).
Utilizar pasta de dientes y colutorios especiales que aporten humedad a la boca. Acompañarlos de un gel humectante o saliva artificial.
Los complementos vitamínicos no han demostrado ser útiles, aunque en algunos pacientes pueden resultar efectivos.

Puede ser necesario recurrir a fármacos antidepresivos o ansiolíticos en los pacientes con gran componente de este tipo. El clonazepan, una benzodiacepina utilizada para el tratamiento de crisis epilépticas se muestra como un fármaco prometedor según diferentes estudios.

Es importante ganarse la confianza del paciente para hacerle ver que lo que le ocurre es molesto, pero no grave, y que no tiene un tratamiento específico. Una vez que el paciente es consciente de ello y limita sus expectativas de éxito al control de los síntomas, suele mejorar su tolerancia a los mismos consiguiendo que disminuyan.



Publicado en Enf. del aparato digestivo, Otorrino, Otros

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